
¿Afecta la guerra de Rusia y Ucrania al precio de la luz? Sí, afecta. La guerra entre Rusia y Ucrania, que se inició el pasado 24 de febrero, está teniendo innumerables consecuencias, en innumerables aspectos (que no entraremos a valorar en este post, porque nos centraremos únicamente en el aspecto objetivo de la relación directa del conflicto con el precio de la luz, pese a que podríamos ampliar y contextualizar mucho más la noticia), y entre ellas está la subida de los costes de la energía.
El gas, el petróleo, la gasolina y la luz han incrementado sus precios de manera exponencial desde que se inició el conflicto y se sitúan a niveles históricos. Esta misma semana, a fecha 8 de marzo, la electricidad tocó techo en la franja de las 20.00 horas, cuando el precio alcanzó un máximo de 700€/MWh. Tras ese día se marcaron dos de bajadas, anotándose una reducción de más del 21%, hasta los 369,75 €/MWh (este jueves, 10 de marzo). No obstante, y aunque se han presentado estos dos días con tendencia descendente, los índices que se siguen presentando están muy por encima a las cifras que se barajaban hace poco más de un año. Entonces costaba diez veces menos, de media, de lo que se llega a pagar ahora.
(Leer artículo de ‘El Comercio’, a fecha 10 de marzo: ‘Precio de la luz de este jueves, 10 de marzo: las horas más baratas.
Y, ¿por qué afecta tanto la guerra al precio de la luz?
Porque Rusia es uno de los principales exportadores de gas a Europa y éste, el gas, es la materia prima para producir electricidad. De ahí que la luz se dispare.
Es cierto que no es el único factor que afecte directamente al precio marcado. También hay que tener en cuenta otros que influyen, como los picos de consumo de los usuarios (por el uso de la calefacción y/o los aires acondicionados) y la meteorología, que en el caso de las centrales eólicas serían capaces de generar más electricidad. Aún así, y mientras no cambie la situación respecto al conflicto bélico, no se espera que la situación varíe; porque Europa, en la actualidad, tiene una dependencia muy alta del gas ruso y es clave para los sistemas energéticos.

En este sentido, esta semana los líderes de la Unión Europea discutían, y lo seguirán haciendo, una medida para dejar de depender del gas ruso; como única vía para conseguir la independencia de consumo energético de Europa y no sentirse presionada por Rusia, siendo el caso de Alemania el más grave en cuanto a la dependencia directa, aunque la mayoría de los países de la UE también se nutran del gas ruso. ¿Qué ocurriría si Rusia decide dejar de suministrar gas a Europa? Se encarecerían aún más los precios actuales y se tendrían que buscar nuevas fuentes alternativas en un cortísimo espacio de tiempo.
Por otra parte, es cierto que el caso de España es distinto (si lo comparamos con el grueso de la Unión Europea): Aquí el principal suministrador de gas es Estados Unidos, por encima, incluso, de Argelia; y tan solo un 10% del gas que recibe España es ruso. Pero este hecho no exime de preocupación al país, porque esa ‘no relación directa’ con Rusia no salva las subidas del precio. El motivo es la demanda global y los índices de precios de mercado generales.
Solución
En términos generales: la principal solución, además de buscar otros proveedores, es la consideración de las energías renovables como la mejor vía de autoconsumo y de generador de energía.
A nivel particular: flexibilizar el uso de los aparatos y adaptar su puesta en marcha a las horas en las que el precio es más barato, en caso de usuarios que no cuenten con planes fijos de consumo y se rijan por la tarifa regulada o PVPC (Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor); y, también en este caso, apostar por las energías renovables de autoconsumo para el futuro.

En esta línea, desde Insece, aportamos como alternativa la energía fotovoltaica, como opción para ahorrar en la factura de la luz, al producir su propia electricidad; siendo, además, un plan compartido con toda Europa, puesto que el esfuerzo comunitario actual se centra, en esta materia, en acelerar los planes de inversiones en energías renovables.
En conclusión, y sin abordar el conflicto desde el punto de vista civil, humanitario o militar; debe buscarse una alternativa real al consumo actual de gas, y como consecuencia luz; y las energías renovables están más que capacitadas para enfrentarse al problema.