
Instalar placas solares para regar, en agricultura, tiene varios motivos y conlleva varias consecuencias: Es una apuesta por las energías renovables, supone una mejor gestión de los recursos hídricos y un ahorro para el agricultor, y se benefician las zonas en las que el acceso al agua es escaso; entre otros.
Hasta aquí, si hablamos en términos generales del bombeo solar y las fincas de riego, podemos remitirnos a los anteriores posts de este mismo blog en los que explicamos este tipo de solución eficiente para el riego, y el ahorro y sostenibilidad que supone apostar por ella:
Pero en esta entrada nos centraremos únicamente en la agricultura, aprovechando que septiembre arranca con una celebración importante para el sector: El ‘Día Mundial de la Agricultura’, el 9 de septiembre. (Leer más – sobre la celebración de este día en la ‘Fundación Diversidad’ del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico)
Y no solo ahondaremos en los motivos que llevan a la instalación del bombeo solar para el riego, y sus consecuencias, en la misma línea en la que se ha tratado anteriormente; sino que se buscará una aplicación práctica para el sector en cuestión, por ejemplo para las zonas sin tendidos eléctricos cerca.
Zonas sin tendidos eléctricos cerca
Así, uno de los primeros motivos que pueden llevar al uso de las placas solares para el riego agrícola, es la ausencia de tendidos eléctricos cerca y la imposibilidad de conectar el bombeo a la red eléctrica para impulsar el agua.
En este caso, los beneficios de este tipo de instalaciones son totales: Permite aprovechar un terreno sin estar sujeto a la electricidad tradicional y sin tener que utilizar ningún tipo de generador de gasoil y generar residuos para el planeta; aunque también hay que tener en cuenta varios aspectos importantes, antes de la instalación de las placas solares:
- La irradiación solar de la zona;
- La superficie en la que se instalará el riego solar;
- La potencia necesaria para abastecer la zona;
- El tipo de bombeo solar.
Estos serán factores que, directamente, incidirán en el coste de la instalación y la generación posterior de energía; por lo que es fundamental poder analizar detalladamente cada uno de ellos para poder hablar de éxito de estructura y funcionamiento.
Después: Poco mantenimiento y pocos costes
También, el mantenimiento de las instalaciones y los costes que suponen para el agricultor son fundamentales, y determinantes, a la hora de apostar por una tecnología u otra.
En este caso, son mínimos: El bombeo solar funciona, prácticamente, de manera autónoma y el mantenimiento y los costes asociados son insignificantes. Contando, además, con que los beneficios para el planeta y el agricultor se aprecian desde el primer momento, porque incluso se ahorrará en la factura de la luz, a corto plazo desde la instalación.
Rentabilidad
Solo faltaría ver la rentabilidad de la instalación, en condiciones en las que se pudiera elegir entre esta tecnología y la red tradicional, por ejemplo.
Para esto, y calcular la rentabilidad del sistema, es fundamental conocer el ‘tiempo’ que el regadío está en funcionamiento (para hacer una cuenta rápida del ahorro, usando solamente la variable ‘tiempo’ y relacionándolo con el coste económico de la energía): A más horas de bombeo, más rentable, puesto que la energía solar es gratuita y la eléctrica, no. Sencillo.
Si necesitas más INFO sobre energías renovables o tienes dudas de qué, cómo, cuándo o dónde…, ponte en contacto con nosotros y/o consulta el espacio ‘Bombeo y soluciones eficientes para el riego’ ¡Confía en Insece!